Las
sombras del atardecer envuelven gradual y sutilmente el ambiente. Él, estaba
cerca de casa jugando con varios de sus amigos. De pronto, se queda
inmóvil. Presiente que ella está cerca; no la ve, pero sabe que está allí. Su
corazón comienza a latir con frenesí y sus ojos antes alegres, ahora parecen
saltar de miedo en sus órbitas. En su mente, pasan vertiginosas imágenes que le
ocasionan un largo estremecimiento que recorre todo su ser. Sabe que esta
difícil la situación y se aferra impotente a una vana esperanza: “¡Qué no venga
por mí!”
Sus amigos, al verlo en ese estado, desaparecen raudos y veloces.
Ella, ocultándose todavía de su vista, se acerca paulatinamente y percibe su transpiración.
“¡Mmmm! Ese rico olor del miedo, es como perfume que excita mis sentidos y trae recuerdos de festines pasados.”
Sus amigos, al verlo en ese estado, desaparecen raudos y veloces.
Ella, ocultándose todavía de su vista, se acerca paulatinamente y percibe su transpiración.
“¡Mmmm! Ese rico olor del miedo, es como perfume que excita mis sentidos y trae recuerdos de festines pasados.”
Esa
noche, la gata Rubí duerme feliz pensando que barriga llena mantiene el corazón
contento.
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