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domingo, 30 de diciembre de 2018

Instante #2


                    Entre espinas también moran bellezas brillando al sol

¿Qué es el amor?










El amor es  como la mar embravecida que nos aproxima, que nos distancia, que nos hace permanecer fusionados y a la vez en libertad. 

Nostalgia


¡Cariño mío! ¡Fuego de mi corazón! Desde que te fuiste lejos… muy lejos, este pecho mío no ha parado de llorar.
Cada día estoy más sola, triste; sin tu canto, sin tu risa, sin esos ojos de negrísimas pupilar tan llenos de ternura que me hacían estremecer.
No te imaginas cuánto me hacen falta tus brazos para poder descansar.
Entregaría mi vida entera a cualquier deidad, bruja, hechicera  ¡a quien quiera que sea que me conceda el deseo de estar contigo una vez más!
Quiero deleitarme con tus besos; sentir la calidez de tus abrazos y que nuestras almas se fundan una vez más. Y esa noche, cuando me sumerja en las aguas profundas de mis sueños, que el olor de tu cuerpo impregne mis sentidos y así dormir con el suave calor de tu piel.
¡Amor mío! ¡Apolo mío!  No sabes cuánto te extraño. ¡Extraño todo, todo, extraño todo de ti! Agonizo de dolor y tristeza porque no estás a mi lado.
¡Cariño mío! ¡Fuego de mi corazón! ¡Ya no sé vivir sin ti!



domingo, 16 de diciembre de 2018

El grito


Se giró al escuchar el grito. Lo hizo rápidamente, sorprendido, trató de respirar profundo y la miró detenidamente. Nadina continuó gritando, eran gritos agudos e inarticulados, más bien parecían chillidos de animal herido y agitaba brazos y piernas descompasadamente, además, doblaba su cuerpo al piso y en instantes se erguía rápidamente, sus ojos desorbitados y su cabello rojizo ya bastante desordenado la hacían ver como una bella y enloquecida muñeca de trapo.
Alfredo no lograba entender que le estaba pasando a Nadina. Ya había culminado la reunión de trabajo. Justo en el instante en que él se disponía a salir a la calle para disfrutar de la suave brisa marina que comenzaba a soplar en aquella tarde soleada, escuchó aquel grito que lo hizo girar rápidamente y volver sobre sus pasos mientras se preguntaba: “¿Qué pasa?, ¿A qué se debe ese grito?”
A duras penas lograba contener la risa al ver a Nadina -de personalidad serena y siempre muy sobria- convertida en aquella imagen grotesca “una bella y enloquecida muñeca de trapo”; “Ja, ja, ja, ja” volvió a reír; sin embargo, corrió hacia ella y al tenerla cerca comprendió todo: ¡Nadina había pisado una trampa para ratones! Pobre Nadina, su dedo meñique del pie derecho dolerá por mucho tiempo.